Durante la visita al médico veterinario, éste conversa con la familia del paciente mientras lo examina. Muchas veces, el dueño del animal está más nervioso que el paciente. 

Estos minutos de conversación y examen que se toma el médico son las principales herramientas que tiene para realizar un diagnóstico del paciente. Generalmente, al finalizar esta revisación, indica un examen de laboratorio o estudios complementarios para confirmar o descartar el diagnóstico.

 

Sin embargo, estas herramientas tienen nombres y son la brújula que sigue el veterinario hasta llegar al diagnóstico e indicar un tratamiento a seguir. Se llaman TRÍADA DIAGNÓSTICA. El primer integrante de este conjunto de acciones son las preguntas que hace el veterinario sobre el estado del animal, se llama anamnesis. Cuando el Vete pregunta sobre la comida, el ánimo o los cambios que ven los dueños en las mascotas está juntando información, investigando y conociendo al paciente. Todo lo que pueda contarle el dueño es valioso en ese momento. Por eso es súper importante estar tranquilo y escuchar las preguntas del veterinario. A veces un dato como “ayer le saque dos garrapatas de la panza”, es fundamental para descartar una enfermedad como la Ehrlichia.

 

El segundo elemento de la tríada es el examen o revisación médica, los especialistas lo llaman semiología del paciente. Su propósito es encontrar signos de enfermedad, en el cuerpo del animal. El veterinario usa sus manos, oídos y nariz en busca de ganglios, protuberancias, heridas, ruidos u olores que le indiquen el estado de salud del paciente. Huele su boca, observa su piel y su pelo.

Para que el doctor pueda concluir este mapeo sobre el animal, es muy importante que el acompañante del paciente logre mantenerlo calmado. Muchas veces, sirve llevarle su juguete favorito o su manta. Otras veces hay que sostenerlo con firmeza y hablarle suave para que sienta la confianza de una voz familiar.

 

Para finalizar, el tercer elemento que utiliza el veterinario a la hora de diagnosticar al animal son los estudios complementarios, como el análisis de laboratorio. Con un examen clínico se busca confirmar o desestimar un diagnóstico. Determinar un tratamiento a seguir o controlar el estado de salud del paciente. Por ejemplo, si el perro de la familia toma medicación crónica para tratar su hipotiroidismo, el control de sus hormonas es fundamental para conocer cómo continúa su tratamiento.

 

Entonces, cuando estés esperando al veterinario, recordarás que esos minutos de charla, sobre tu mascota y su estilo de vida tienen un objetivo muy importante: conocer al paciente y su historia. Por eso, tendrás que estar atento y contener a tu animal. El momento de extracción de muestra también es crucial.